No hay vida demasiado pequeña
No Life Too Small es la historia alegre e inspiradora del primer hospicio para animales de granja y de compañía del mundo especialmente diseñado, que celebra el poder y la belleza de la naturaleza, la fuerza del espíritu humano y animal, y la importancia del amor, la amistad y la comunidad. Te dejará con lágrimas en los ojos, una sonrisa en el rostro y una creencia renovada en la bondad humana.
Hace unos años Alexis Fleming estaba postrada en cama por una enfermedad crónica. Las cosas se pusieron tan mal que quiso terminar con su vida muchas veces durante este período, pero su amada perra, Maggie, la mantuvo en pie, especialmente cuando los médicos le dieron solo seis semanas de vida.
Increíblemente, Alexis luchó para recuperar la salud con Maggie a su lado, solo para que Maggie muriera de cáncer de pulmón unos meses después en la mesa de operaciones de un veterinario. Alexis estaba devastada porque Maggie había muerto sin ella y decidió iniciar un hospicio para animales en su nombre con la esperanza de poder garantizar que otros animales que se acercaban al final de sus vidas no tuvieran que morir solos.
Seis meses después, se inauguró el Hospicio para animales Maggie Fleming. Alexis ha convertido una granja en ruinas en la Escocia rural en un refugio para que los animales vivan sus últimos días con comodidad y paz. Con la ayuda de la comunidad local, a pesar de muchos desafíos, el hospicio cobró vida.
Mientras tanto, la salud de Alexis se estaba deteriorando nuevamente y necesitaba una cirugía que amenazaba su vida. Alexis superó la operación y el camino hacia su recuperación estuvo pavimentado con la compañía de los animales bajo su cuidado, particularmente Bran, un perro que había sido abandonado con cáncer terminal y al que se le dieron seis semanas. Se recuperó junto a Alexis y siguió viviendo dos años más. Perros, por viejos y sarnosos que sean, gallinas, ovejas, cabras, cerdos, gallos e incluso pavos: el Maggie Fleming Hospice es un lugar donde todo tipo de animales abandonados y con enfermedades terminales vienen a vivir sus últimos días cómodamente y son tratados con amor.
Cuidar de los animales moribundos le ha enseñado a Alexis lo que realmente importa en la vida: bondad, compasión y amor.